10a. sesión. Pentateuco: El Génesis. Capítulos 12-50

I. INTRODUCCIÓN

Frente a la historia del hombre, que resultó ser una historia de alejamiento de Dios y de pecado, Dios propone “Su historia”, la Historia de Salvación, que comienza con Abraham. Son los albores y el nacimiento de Israel como pueblo elegido por Dios.

Mientras que el libro del Éxodo es la historia de un pueblo, el Génesis es más bien la historia de una familia patriarcal, la de Abraham.


II. OBJETIVO DOCTRINAL: Conocer los inicios de la Historia de Salvación.


III. OBJETIVO VIVENCIAL: Aprender y asimilar en nuestra vida las maravillosas lecciones de estos patriarcas, con quienes Dios hizo su Alianza (35).


IV. TESIS: Dios quiere formar Su Pueblo, hacer con él una Alianza eterna de amor e iniciar con él la historia de salvación para todos los hombres. Para ello escoge a Abraham, lo prueba en su fe y obediencia y, finalmente, le premia, haciéndole padre de todos los creyentes.


V. EXPLICACIÓN DE LA TESIS:

1. Abraham


Se llamaba Abram, que significa “padre venerado”. Pero Dios le cambia el nombre y le pone Abraham, que significa “padre de una muchedumbre”. Dios cuando cambia un nombre lo hace en vistas a una nueva misión.

Originario de Ur, al sur de Mesopotamia, perteneciente a la tribu de Teraj, nómadas que se habían establecido en los valles regados por el Tigris y el Eufrates, alrededor del año 3000 a.C.

a) Dios lo elige

Dios no quiere actuar solo en la historia. Siempre se elige algunos hombres y los asocia a su Plan. De la respuesta de estos hombres depende el buen o mal resultado de su Plan de salvación.

Con la elección, Dios le hizo estas promesas: tendrá descendencia numerosa (cf. Gn 15, 2-5), poseerá una tierra (cf. Gn 15, 7-9) y será fuente de bendición para todas las naciones de la tierra (cf. Gn 12, 3; 22, 18).

Con la elección, Dios le pide unos compromisos: monoteísmo (cf. Gn 17, 1), rectitud moral: “Anda en mi presencia y trata de ser perfecto” (Gn 17, 1) y la fe, es decir, docilidad absoluta a la voluntad del Señor (cf. Gn 15, 6).


b) Dios lo prueba

Dios pone duramente a prueba la fe de sus elegidos. Así es su pedagogía.

¿Qué pruebas puso a Abraham?

“Sal de tu tierra” (cf. Gn 12, 1). La tierra era lo más querido para un hombre en ese tiempo. Es una ruptura muy costosa: ruptura con su pasado, con su sangre, con su suelo, con su patria. Romper con el pasado para lanzarse a un futuro incierto, para crear un nuevo pueblo, el pueblo de Dios.

“Sacrifica a tu hijo Isaac” (cf. Gn 22, 2). Después de la esterilidad de Sara, su mujer, Dios le concedió un hijo, Isaac (36). Pero después, Dios le manda sacrificar a su único hijo. ¡Qué prueba tan grande!

La respuesta de Abraham en las pruebas es la fe: no pregunta, no discute; cree, confía, obedece, se entrega a Dios.


c) Dios lo premia

Dios, a quien le es fiel, le premia.

Dios premia la fe de Abraham. Le dio una gran descendencia: los creyentes; le concedió una espléndida tierra, Canaán; y una hermosa bendición que no se borró ni se borrará nunca: la alianza con él. Esta alianza la firmó Abraham con la circuncisión (37) . Sólo después de Pentecostés será abolida definitivamente por los apóstoles (cf. Hech 15, 5-29) y sustituida con el bautismo (cf. Col 2, 10-12). La circuncisión no era sólo un hecho físico: exigía la pureza interior y la obediencia a la ley (cf. Dt 10, 16; 30, 6); es lo que los profetas llamaban “circuncisión del corazón” (cf. Jer 4,4; Ez 44, 7).

En una palabra: el premio que Dios dio a Abraham fue su amor, la cercanía y la compasión.


2. Los demás patriarcas (Isaac, Jacob, José)

a) Isaac
(Gn 25-28)

Es el hijo de la promesa. De él habla poco la Biblia y lo hace mezclando lo pintoresco y la poesía de Oriente (su matrimonio con Rebeca) con lo fundamental: que Isaac recibe la misma bendición y promesas que su padre, y las trasmite a Jacob (cf. Gn 27, 14-29) en un relato lleno de colorido.

b) Jacob (Gn 25-33)

Jacob significa “el tramposo, el que suplanta” (suplantó a su hermano Esaú en la bendición paterna). Más tarde, después de la “lucha con Dios” (cf. Gn 32, 23-33)(38) , Dios le cambia el nombre en “Israel” que significa “Dios es fuerte”. Jacob tuvo doce hijos, que formaron las doce tribus de Israel.

Dios sigue siendo fiel a sus promesas y a sus bendiciones, que renueva a lo largo de toda la vida de Jacob.

El sueño de Jacob (cf. Gn 28, 10-22) significa que Dios no está lejos de los hombres. Él mismo ha tendido un puente para comunicarse con ellos.


c) José (Gn 37-48)

José era el hijo preferido de Jacob. La bella historia de José vendido por sus hermanos corresponde a hechos verídicos y realmente acaecidos. Pero lo que más interesa es la enseñanza religiosa que se esconde detrás: la misteriosa providencia de Dios que siempre cuida de sus elegidos. José también es una figura que anticipa algunos aspectos de la vida de Cristo. Así lo dice san Pablo: “Tomó la condición de esclavo...se humilló...y por eso Dios lo engrandeció y le dio el nombre sobre todo nombre” (Fp 2, 6-10). Al igual que José salvó a su pueblo de la carestía, así también Jesús nos salvó a nosotros.


3. Contenido teológico y espiritual de los capítulos 12-50 del Génesis


Dios escoge hombres para realizar su Plan de Salvación.

Dios pide la obediencia de la fe y la disponibilidad total.

Las pruebas son ocasión maravillosa para demostrar nuestra preferencia por Dios.

Dios es siempre fiel a sus promesas.

El Pueblo que Dios se escoge es un pueblo que va gestándose en el camino mismo de la historia; se va haciendo en su caminar. No retorna hacia sí mismo, como le ocurrió a Ulises, el rey de Ítaca (39) . El Pueblo de Dios es un pueblo en camino hacia la eterna Patria. Para llegar a esta patria hay que salir de nuestra pequeña patria de la comodidad, correr el riesgo y la oscuridad del camino; pero con la fe y confianza en que Dios camina junto a nosotros.



VI. CONCLUSIÓN: La historia patriarcal evoca la figura de los grandes antepasados. Cada uno tiene su propia característica: Abraham es el hombre de fe, cuya obediencia es premiada por Dios, que le promete una posteridad para él mismo, y la Tierra Santa para sus descendientes. Jacob es el hombre de la astucia, que suplanta a su hermano Esaú, y escamotea la bendición de su padre Isaac. Pero de nada le habrían servido todas sus habilidades, si Dios no le hubiera preferido a Esaú, desde antes de su nacimiento. José es el hombre honesto, íntegro, lleno de caridad y sabio.



VII. ORACIÓN: Gracias, Señor, por habernos llamado a pertenecer al Pueblo de Dios. Te pedimos por todos los que nos guían en este peregrinar hacia Ti, para que nunca les falte tu luz y tu amor. Y a nosotros, danos la gracia de obedecerles como lo hizo tu siervo Abraham. Aumenta nuestra fe y nuestro deseo de caminar hacia la Tierra prometida. Amén.


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(35) Leer y confrontar las promesas o alianzas de Dios con Abraham: Gn 17, 1-13; con Isaac: Gn 26, 2-5; con Jacob: Gn 28, 10-15; con Judá: Gn 49, 8-10.

(36) Isaac es la figura de Cristo, a quien Dios Padre mandó sacrificar para salvarnos.

(37) Este rito no es exclusivo del pueblo de Israel, lo practicaban muchos pueblos antiguos como un medio de limpieza e higiene o como un rito social (la entrada del joven en la sociedad). Para el Pueblo de Israel, esta práctica alcanza un significado profundamente religioso y con carácter perpetuo. Es la señal de pertenencia al pueblo elegido (cf. Gn 17, 12; Ex 12, 48)

(38) Es un pasaje misterioso de la Biblia. Podría ser una descripción del estado de ánimo de Jacob, lleno de oscuros sentimientos, de temores, antes de ir al encuentro de su hermano Esaú. En este caso Jacob lucha consigo mismo, con el miedo, con la angustia de su futuro, y Dios le visita para infundirle serenidad y paz.

(39) Historia maravillosa relatada por el poeta griego Homero en su obra “La Odisea”.




PREGUNTAS

1. ¿Qué es lo que más te impresiona de Abraham, qué crees que fue a lo que más le costó renunciar?

2. ¿Con qué premió Dios a Abraham?


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